Una tragedia griega
Esta vez intentare hacerlo simple. Fue emocionante el poner los pies en donde alguna vez estuvieron los de Pitágoras, Sócrates, Platón y Aristóteles, escriba lo que escriba, no será suficiente. Sinceramente enloquecí un poco más desde el momento en que vi la Acrópolis, lejos en lo alto.
Acrópolis
De golpe, quería entender ese mundo de Dioses, filósofos,
gue rreros y cultos, recordé la emoción que sentí al escuchar atenta en el
colegio mis primeras clases de filosofía, recordé ese sentimiento de haber vivido
por años escogiendo entre blanco o negro y la manera en la que la filosofía me ofrecía
una paleta infinita de colores. Yo me enamore de la filosofía siendo una niña y
como todo amor fue tanto lo que me deslumbro como lo que me hizo sufrir. Pero
la adore, el poder cuestionar cada aspecto de la vida me hizo apreciarla más y
al mismo tiempo me decepciono con su insoportable levedad. Tengo que aceptar
que puse mis manos sobre el mármol de la acrópolis, recordando la promesa que
me hice años atras en un salón de clases, esa de no perder jamás la capacidad de
asombro de la que el profesor tanto nos hablaba.
Odeón de Herodes Ático-erigido en el año 161-para cinco mil espectadores-El Festival de Atenas se celebra allí.
Afortunadamente aún sigo dejándome deslumbrar por la belleza de
las cosas simples y retando a la rutina y a el orden. Este año en que decidí hacerme
a un lado en la acelerada carrera de la vida laboral, ha sido el momento ideal
para darle la cara al “no tener nada que hacer” y eso me ha ayudado a ver en
cada minuto una oportunidad. Aprendí que no hay lugar para el aburrimiento, incluso
cuando no haces aparentemente nada, de esos momentos salen grandes ideas y
revelaciones acerca de quién eres y que quieres. Es como una cita forzada
contigo mismo, llena de un silencio que con el tiempo deja de ser incómodo y se
vuelve cómplice. Sentirnos aburridos con los minutos en este mundo contados es
inadmisible.
Golfo Sarónico, Mar Egeo
Todo eso suena muy bonito y lo es, pero acá viene la parte que no
me dejó escribir antes y que me tiene pensativa por estos días. Lo siento, pero
no puedo seguir hablando de mis paseos por la acrópolis y lo maravillosa que es
la vida sin hablar del Inframundo que puede llegar a ser este planeta y es que hay cosas que asombran de lo
devastadoras que resultan ser. Niños, mujeres y hombres palestinos están atacando
a judíos por las calles, para luego terminar con un balazo en la cabeza. Y yo
lloro y me asusto porque el doble filo de la capacidad de asombro me ha llevado
a sentir un dolor inexplicable al ver cada video e imagen de personas atentando
contra lo más valioso que poseemos, la vida.
La isla de Hidra, los vehículos no están permitidos en la isla
Me dicen exagerada, “al fin y al cabo en Colombia apuñalan
personas por la calle diariamente, aquí se lo hacen a 7 judíos en un año y todo
el mundo exagera”. Pues menos mal deje de naturalizar la violencia, menos mal
ya no estoy acostumbrada a vivir con miedo, menos mal amo tanta la vida como
para llorar al ver personas morir por culpa de su ignorancia. En qué momento
decidimos que no hay nada que podamos hacer, en que momento declaramos que como
este pedazo de tierra no es mi país, ni mi gente, ni mi religión, no es mi
problema, o no debería afectarme. Más allá de cualquier cosa nos une el estar
vivos y una conciencia que nos da la oportunidad de sentir y discernir, no es
eso suficiente como para no ser unos monstruos insensibles.
El Templo de Ares
La mitología griega parece un retrato de nuestra sociedad actual.
Titanes arrasando con la vida, Dionisios entregados a los placeres banales,
humanos adorando deidades diferentes y lanzándose a la guerra en su nombre. Y
sobre todo mil historias y discursos desesperados, muchas veces carentes de
sentido, tratando de respaldar actos absurdos cometidos debido al temor frente
a las cosas que no podemos entender o que son diferentes a nosotros. La
mitología griega es fascinante, pero, por esta vez, que la fantasía sea
realidad es trágico.
Maravillado y compungido por la realidad de tan bellas palabras, hermosamente tejidas desde adentro, desde el mismo corazón, eso es crecer , eso es madurar y eso es buscar los caminos que haran de nuestra vida una verdadera realización
ResponderBorrarSiempre espero tu comentario, para verme con tus ojos que siempre me hacen sentir especial
BorrarMuy impresionado por tu forma de escribir. Una narrativa realmente hermosa y el símil que construiste en el último párrafo, simplemente fantástico. Hasta envidia me da; yo quiero escribir así por favor jajaja.
ResponderBorrarContento de volver a saber de ti, así sea a través de tus aventuras transformadas en palabras.
Hola, muchas gracias, que sorpresa! Me gustaría también saber de ti.
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